Webislam.com
Paloma Fernández Fidalgo
Artículo
25-04-2010
Esta voz es el núcleo de su nuevo disco, Shouka, que va a estropearle la comida a Felipe González
La música árabe no sólo tiene otro ritmo, también otro timbre, el de la voz de la carismática saharaui Mariem Hassan. Es una voz con cuerpo, con tanto fuego como destreza, que filtra el estado ánimo de los habitantes del Sáhara Occidental: es emocionada, ruda y se arrastra, como si se lamentara por tantas esperanzas esfumadas. Las poéticas letras de esta compositora e intérprete atizan aún más tristeza, llenas como están de un contenido político que reclama que su causa no caiga en la irrelevancia.
Esta voz es el núcleo de su nuevo disco, Shouka, que va a estropearle la comida a Felipe González: La canción homónima acusa al ex presidente de haber clavado una "shouka" (espina en árabe) en el corazón de los saharauis al incumplir la palabra que les dio cuando prometió, antes de alcanzar la presidencia, pelear desde el gobierno español por el reconocimiento de su libre determinación.
El disco se completa con otros quince temas de argumentos variados pero vinculados a las calamidades que viven los compatriotas de Hassan: sirvan Tefla madlouma, sobre una niña maltratada, y Maatal-la, el barrio más luchador de El Aaiún ocupado, como botón de muestra.
Se adivinan influencias musicales diversas en el álbum, pero se reconocen las características fundamentales de la música árabe: el ritmo modal, la ornamentación y el uso de algunos instrumentos propios de culturas semitas (ud o laúd árabe y el derbake o instrumento percusivo, entre otros de viento).
¿Hassan encontró el tarab, el punto de equilibrio entre el sentimiento y el intelecto del arte de hacer música?
AudiovideoHD.com
Óscar Link
Crítica cd
15-04-2010
La artista saharaui Mariem Hassan nos sorprende con su nuevo disco y tercero en su carrera discográfica, un trabajo lleno de referencias a su país y al propio ex-presidente de España Felipe González, al que le dedica un tema tras el discurso que tubo en su país en el año 1976.
''Shouka'' –que significa “espina” en lengua hassani- ha sido editado por el sello Nubenegra, a la vez es el tema principal del disco, y supone una experiencia inédita en la música saharaui. ''Shouka'' suena a saharaui pero la artista no se priva de sonidos internacionales para dar una frescura distinta a su último trabajo, podremos reconocer ritmos como los propios del blues, perfectamente fundidos en los temas étnicos de Mariem Hassan.
Mariem Hassan, que actualmente vive en Sabadell (Barcelona), se ha rodeado de grandes músicos para registrar su nuevo disco. Se grabó en Madrid en los estudios AXIS por Hugo Westerdahl y producido por Manuel Domínguez.
Además de las canciones reivindicativas en ''Shouka'' Mariem Hassan aprovecha y dedica canciones a su madre, una cariñosa “Alu Ummi” (Hola mamá) disfrazada de conversación telefónica, a su hijo menor “Salem” y hasta a su propio barrio “Maatal-la” que seguro sonará por sus calles.
''Shouka'' es un gran disco que transmite esperanza a su país y que nos acerca a sus raíces, además nos permite conocer algo más de la problemática y reivindicación saharaui.
Diario del Alto Aragón | Los discos de la semana
Redacción
Artículo
02-04-2010
Shouka, en la lengua hassani de los saharauis, significa "La espina", y en este caso hace referencia a la espina que tienen clavada los saharauis desde el discurso que Felipe González pronunció en 1976 en una visita a los campamentos de refugiados. En forma de cantata, Mariem Hassan (que ha estado luchando en los últimos años contra una grave enfermedad) responde a los nueve párrafos de aquel discurso con cierto resentimiento, pero también con esperanza y energía. Y lo hace como mejor sabe hacerlo, a través del haul, ese blues del desierto, áspero y profundo, insólito y hermoso, próximo a la música del gran Ali Farka Touré, pero quizá con un matiz más duro, derivado del sufrimiento del pueblo saharaui ante tantos años de injusticia y abandono. Una nueva prueba del poder embrujador de esta mujer que ya ha actuado en dos ocasiones en Huesca.
Revista Diagonal Culturas
Giulio Tinessa
Artículo
01-04-2010
B-Ritmos
Miguel Ángel Sánchez Garate
Crítica disco
23-03-2010
En octubre del año pasado la cantante saharaui Mariem Hassan copaba las noticias de los periódicos por un desagradable incidente. Un grupo de marroquíes se había ensañado con ella y algunos de los músicos de su banda por vestir un melfa, el traje típico del Sahara Occidental. Todo esto ocurría en el centro de Madrid y a plena luz del día, ante la atónita mirada de los viandantes.
Mariem Hassan podría pasar por alter-ego musical de Aminetou Haidar debido a su compromiso político y su activismo por la causa del pueblo saharaui. De hecho cuando fue abordada por sus vecinos alauitas en tan desafortunado momento no dudó en acreditarse como parte del Frente Polisario. De ahí que en su música asome sin sonrojos la política y la denuncia ante el ostracismo y el abandono en el que viven doblegados sus paisanos.
Su último disco, Deseos, databa de hace cinco años. Entonces expresaba esos anhelos trocados de los suyos y las ansias de libertad de un pueblo que sobrevive en la dureza del desierto en unas condiciones hostiles (la insalubridad del agua, la falta de electricidad y los problemas que conlleva la exigua escolarización en esas latitudes).
En esta ocasión Mariem intenta quitarse una espina (traducción del título del disco). La de las promesas vanas que pronunció en el campamento de Auserd el 14 de noviembre de 1976 el entonces joven opositor Felipe Gónzalez. Cantos de sirena que con el paso de los años yacen enterrados por desgracia en las dunas del desierto. El disco se abre con Azzagafa (La cultura) y el característico timbre del blues del desierto - territorio común de músicos tan dispares como el Group Doueh, Etran Finatawa o el malogrado Ali Farka Touré, pero que maneja un lenguaje muy similar para los oídos del neófito. Aquí restallan los gritos agarits de Vadiya Mint El Hanevi, muy similares al irrintzi vasco, y que se repiten constantemente a lo largo de las siguientes canciones: Terwah (Presentando a la novia), Ragsat naáma (El baile de la avestruz), Nabiyu Rama (Profeta de la misericordia), Maatal la.
En Tefla madlouma (Niña maltratada) rompe una lanza a favor de los más débiles. Y en Baba Salama recuerda la figura del que fuera su guitarrista y uno de los músicos más relevantes de la escena saharaui, que falleció a causa de una leucemia hace cinco años. Es esta una pieza en la que destaca la desnudez instrumental que aportan el sentido canto de Hassan y la guitarra de Lamgraifri Brahim. El carácter batallador de Mariem queda reflejado fielmente en cortes como Ala Ahd Shaid (La senda del mártir) o Abeina u manna (No queremos y nos negamos). Tal vez Alu Ummi (Hola mamá) sea una de las piezas más pegadizas y entrañables del lote con las flautas de Jaime Muñoz empapando todo de alegría y con una línea melódica cercana al pop.
En el disco asoman instrumentos como el autóctono tambor tebal, el tombak (un instrumento de percusión de origen iraní), la flauta turca ney o el daf (una pandereta con sonajas). La formación que arropa a Hassan es de lo más variopinta y multicultural. Entre sus diez músicos destacan nombres ya conocidos, como el del bajista Hugo Westerdahl, y otros inéditos como el guitarrista senegalés Malick Diaw (Yef Band, Nder et Le Setsima).
Lo que somos
Redacción
artículo
17-03-2010
Culturas | La Vanguardia
Ramon Surio
Artículo
10-03-2010
Vive exiliada en Sabadell, tras crecer como refugiada en Argelia, pero Mariem Hassan sigue siendo la voz del pueblo saharaui. Y lo demuestra una vez más en ‘Shouka’ (espina) denunciando el abandono de los suyos y recordando las palabras de vacuo compromiso con las que en su día Felipe González se llenó la boca. Pero, más allá de la reivindicación política, lo que impacta es su desgarro vocal y la afilada intensidad con la que lo ensalzan unas guitarras eléctricas convertidas ya en nuevo signo distintivo del sonido que llega del Sáhara. En este caso se trata de la música modal denominada haul -destilado de influencias bereberes, árabes, sudanesas y del África negra- que, además de los indispensables jaleos de los coros femeninos, cuenta con el ritmo tradicional del tambor tebal y arreglos de otros instrumentos ajenos a su cultura, como el tombak persa, la flauta ney o el clarinete.
Poemario por un Sáhara Libre
Artículo
06-03-2010
Sí se puede
Elena Prieto Landaluce
Artículo
05-03-2010
Mariem Hassan ha estado durante cuatro años a la sombra de los escenarios. Tras superar un cáncer, esta saharaui llena de vitalidad y que emana personalidad en cada palabra, en cada gesto, saca su nuevo disco: ‘Shouka’, un álbum que recopila 16 temas en los que se entremezclan diversos estilos musicales, marcados por los singulares ritmos de la música de su tierra y liderados por la reconocible voz desgarrada, a la vez que dulce, de esta artista.
ELENA PRIETO LANDALUCE/Barcelona
‘Shouka’ signifi ca espina –“la que todos los saharauis tenemos clavada en el corazón”, dice Hassan– y este nombre da también título a uno de los temas principales del álbum, una cantata llena de rencor e ironía dirigida al ex presidente del Gobierno de España, el socialista Felipe González. “Esta espina es con la que nos pinchó Felipe en 1976, cuando visitó los campamentos de refugiados y prometió que cuando él fuera presidente del Gobierno de España ayudaría al pueblo saharaui a que volviera a su tierra”, explica Mariem Hassan, y añade: “Más tarde estuvo ciego y sordo con la causa de nuestro pueblo, sólo nos pinchó con mentiras”. Pero ésta es sólo una de las canciones.
También dedica espacio a sus seres queridos en otras composiciones: a su madre, ya muy anciana; a su hijo pequeño, enfermo desde los dos años, al que le envía un mensaje de esperanza, y cómo no, al resto de sus compatriotas, con letras comprometidas social, política y religiosamente, y que desgranan la cultura de un pueblo en continua lucha por su libertad. Mariem Hassan actualmente reside en Sabadell (Barcelona) y reconoce abiertamente que no es feliz viviendo en España. “No es mi tierra, y siempre le falta algo a una persona cuando vive fuera de su país”, explica mientras se coloca la ‘malhfa’ –traje típico del Sáhara-. “Yo sueño cada día con regresar a mi tierra y cantar en El Aaiún”, asegura.
La voz del pueblo
Pero Hassan también es consciente de lo que su música signifi ca fuera y dentro de su tierra. “Sé que al público le gusta mi música. No entienden las letras, pero la música traspasa fronteras. Y en las zonas ocupadas del Sáhara Occidental sé que todo el mundo me escucha, incluso me utilizan como sintonía en sus móviles. Dicen que soy la voz de mi pueblo”, concluye orgullosa. Es imposible hablar con una saharaui y no referirse a Aminatou Hai-dar. “Me siento representada por ella y creo que es una mujer muy valiente y luchadora. Me sentí muy feliz el día que regresó a El Aaiún”, cuenta Mariem Hassan. Haidar y la artista luchan actualmente por la causa de su pueblo, como lo llevan haciendo décadas los hombres y mujeres saharauis. Para estas últimas, Mariem Hassan se deshace en elogios: “Respeto a todas la mujeres, pero nosotras somos muy fuertes. Vivimos en campamentos de refugiados, y esto es muy duro. Pero a la vez tenemos una alegría especial. Pienso que somos las mujeres más libres del mundo”.
Esta libertad de la que habla Hassan es la que emana de su voz y de sus rítmicos movimientos cuando sube a un escenario. Su nuevo disco se convertirá, una vez más, en símbolo de la libertad por la que lucha su pueblo.
Sahara Today
Elena Prieto Landaluce
Artículo
05-03-2010